La resistencia de un viejo oficio olvidado "La encuadernación"
Querido lector: a medida que un país se degrada culturalmente todo va desapareciendo lentamente y extinguiéndose hasta niveles de jubilar la inteligencia. Cuando se ha jubilado la inteligencia, como en el Perú, entonces el pueblo se convierte en un pordiosero con consecuencia fatales tales como: el trastueque de ideales (seres acomplejados) y el acarneramiento de sus gentes. En ese trágico contexto no podía tener otro fin el antiguo arte gráfico (muy ligada a los albores de la imprenta) y con ella el viejo oficio de la encuadernación hoy casi extinta a pesar que una se alimenta de la otra. El Arte Gráfico (imprenta) que antaño era un oficio tan igual a la de un agente cultural y un Librero, de importantísimo papel en las revoluciones sociales (recuerde el lector al sindicato gráfico Peruano que en sus inicios reunió a hombres de gran valía y hoy tan sólo la componen mercaderes) hoy se ha convertido en un ordinario negocio. Pero es la encuadernación la que se ha llevado la peor parte de esta ruindad al haberse reducido su utilización a pequeñas cofradías o a simples pedidos gubernamentales. Fue la encuadernación la que en épocas romanas sirvió para cuidar los Códices, su practica fue de esmero en los monasterios medievales para conservar el pensamiento cristiano, y la España visigoda hizo de ella la más excelsa obra de arte: adornar de pedrería la tapa de cuero de la vasta obra literaria. Las grandes y antiguas bibliotecas del mundo como la de Alejandría tuvieron en la encuadernación al mejor aliado para la conservación de siglos de pensamiento, porque siempre ha sido patrimonio de la encuadernación conservar el pensamiento y la historia que yacen en los textos, y a luchado contra la carcoma, contra las larvas de los bichos que quieren desaparecerla, y hoy en día lucha contra el ser humano cretino que pretende olvidarla.
En la foto: la aguerrida Mexicana Dulce María Luna y la práctica de un viejo oficio que se resiste a morir, y que ella ayuda a que sobreviva.
En la foto: la aguerrida Mexicana Dulce María Luna y la práctica de un viejo oficio que se resiste a morir, y que ella ayuda a que sobreviva.
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