martes, noviembre 13, 2007

La ciudad de "Caral", Borges y "las ruinas circulares"

Los antiguos peruanos datan de hace 5,000 mil años de existencia, tan igual y contemporánea como la China, Mesopotamia, la India, y Egipto. Es la civilización más antigua de toda América y es Caral[1] su primera ciudad. Hace 5,000 mil años los antiguos peruanos organizaron un estado e hicieron pirámides, plazoletas, anfiteatros circulares, tocaban flauta traversa (fabricados de huesos de camélidos, venados, pelícanos o cóndores), y construían altares sagrados para rendir culto a sus dioses, como el fuego. Ese fuego que era interrogante e incognita perpetua. Metros más allá estaba el mar, la inmensa fuente de vida de la que se sirvieron como pescadores. Caral es la historia que Jorge Luis Borges alguna vez nos contó. Es el dato en clave que el maese guardaba en su infinita Biblioteca de Babel, ahí donde alguna vez pretendió reunir todos los libros del universo. El viejo argos nunca conoció Caral ni supo de su existencia, pero sin embargo sin querer la imaginó en “las ruinas circulares”, helo aquí:
(..)Ese múltiple dios le reveló que su nombre terrenal era fuego, que en ese templo circular (y en otros iguales) le habían rendido sacrificios y culto, y que mágicamente animaría al fantasma soñado, de suerte que todas las criaturas, excepto el fuego mismo y el soñador, lo pensaran un hombre en carne y hueso. Le ordenó que una vez instruido en los ritos, lo enviaría al otro templo despedazado cuyas pirámides persisten aguas abajo.
(...)Le hablaron de un hombre mágico en un templo del norte, capaz de hollar el fuego y no quemarse. El mago recordó brúscamente las palabras del dios. Recordó que de todas las criaturas que componen el orbe, el fuego era la única que sabía que su hijo era un fantasma.


[1] En 1997 una noticia sorprendería al mundo, el descubrimiento de Caral (ciudad ubicada al norte de Lima), la ciudad más antigua de América y cuya existencia data de cinco mil años de antigüedad. La historia de América se revolucionó. Caral se situaba así como una civilización tan antigua y contemporánea como las culturas originarias de Egipto, la India, y China. A su estructura organizativa y su comercio, principalmente agrícola y la pesca, se agregaba un ingrediente adicional que sigue aún siendo un misterio: la paz en que vivían, pues hasta ahora no han encontrado restos ni vestigios de armas de defensa.

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