De huachafos títulos de las "antologías" y esas cosas...
No sé en que buena mierda están pensando todos esos que se dedican a antalogar escritorzuelos peruanos, sobre todo los llamados " nueva generación". Resulta que cada antología de estos es un mamarracho con sólo leer el título que le colocan a su tan "cacareada" antología. Si el título resulta horripilante, ya me imagino como será su contenido. Como ejemplo, dos casos, a saber: el año pasado (si la memoria no me es esquiva) se publicó la antología: "Nacimos para perder", que reunía los cuentos de unos cuantos aficionados. "Nacimos para perder", ¿de dónde se les ocurre tamaña idiotez y huachafería?. ¿No ven que el Perú es perdedor desde siempre y con títulos así seguirá siendo más perdedor y subnormal? vaya autoestima.
También se ha publicado hace poco otra antología con un título no menos indigesto y huachafón: "El futuro no es nuestro" publicado por el bolañísimo (y huevonísimo): Diego Trelles; y esto que no me refiero a ese otro bodrio llamado: Disidentes (porque no vale ni siquiera que se escriba una línea de comentario).
La verdad sea dicha aquí: lo único que provocan esos títulos es pura mofa, porque son tan risibles que no hacen sino revelar lo mal que andamos en imaginación y en sana ironía, cualidades estas que en el Perú de antaño nunca estuvieron ausentes (felizmente hemos tenido a un Valdelomar y la tropa de los colónidas). Si quisieron parecer escritores malditos y antisistemas, grunge/punki, bastardillos tarantinescos, hijos del MTV, de los cochebombas, de los apagones ó víctimas tiernas de su tiempo (¡¡lamentos que ya me tienen hasta los cojones!!), pues resbalaron porque sólo consiguen quedar en ridículo. Lo que no se puede, no se puede: así de simple.
También se ha publicado hace poco otra antología con un título no menos indigesto y huachafón: "El futuro no es nuestro" publicado por el bolañísimo (y huevonísimo): Diego Trelles; y esto que no me refiero a ese otro bodrio llamado: Disidentes (porque no vale ni siquiera que se escriba una línea de comentario).
La verdad sea dicha aquí: lo único que provocan esos títulos es pura mofa, porque son tan risibles que no hacen sino revelar lo mal que andamos en imaginación y en sana ironía, cualidades estas que en el Perú de antaño nunca estuvieron ausentes (felizmente hemos tenido a un Valdelomar y la tropa de los colónidas). Si quisieron parecer escritores malditos y antisistemas, grunge/punki, bastardillos tarantinescos, hijos del MTV, de los cochebombas, de los apagones ó víctimas tiernas de su tiempo (¡¡lamentos que ya me tienen hasta los cojones!!), pues resbalaron porque sólo consiguen quedar en ridículo. Lo que no se puede, no se puede: así de simple.
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