Peruanicemos al Perú Já
Este país de mierda (Perú) te jode la vida
La recordada Lady Bardales ya no es ni la sombra de lo que era antes y ahora está convetida en una bruja evangélica que predica la palabra de Dios y hace proselitismo para que el hombre no cometa pecados carnales y toda esas cosas que, de seguro, ella las disfrutó mucho a la luz de las velas (en mejores tiempos y cuando era aún una belleza anónima). ¿En qué momento perdimos a Lady? esta bella y papeada mujer peruana estaba condenada a no envejecer (como en la Habana de Pedro Juan) hasta que vinieron los bárbaros peruanos: unos periodistas imbéciles, luego una manada de políticos imbéciles, se sumó al cargamontón un fiscal aún más imbécil, y luego otros jueces ultraimbéciles le jodieron la vida encerrándola entre cuatro paredes para luego liberarla y absolverla de todo cargo diciendo que "no hay prueba de ningún delito". Así perdimos a esta chiclayana que siempre creyó en la virtud del chiclayo (es un decir grosero y ambigüo, pido disculpas al respecto) y en los manjares de la lujuria. Hoy: es una mujer que envejece y se va afeando de a poco.
Este país de mierda (Perú) te jode la vida
La recordada Lady Bardales ya no es ni la sombra de lo que era antes y ahora está convetida en una bruja evangélica que predica la palabra de Dios y hace proselitismo para que el hombre no cometa pecados carnales y toda esas cosas que, de seguro, ella las disfrutó mucho a la luz de las velas (en mejores tiempos y cuando era aún una belleza anónima). ¿En qué momento perdimos a Lady? esta bella y papeada mujer peruana estaba condenada a no envejecer (como en la Habana de Pedro Juan) hasta que vinieron los bárbaros peruanos: unos periodistas imbéciles, luego una manada de políticos imbéciles, se sumó al cargamontón un fiscal aún más imbécil, y luego otros jueces ultraimbéciles le jodieron la vida encerrándola entre cuatro paredes para luego liberarla y absolverla de todo cargo diciendo que "no hay prueba de ningún delito". Así perdimos a esta chiclayana que siempre creyó en la virtud del chiclayo (es un decir grosero y ambigüo, pido disculpas al respecto) y en los manjares de la lujuria. Hoy: es una mujer que envejece y se va afeando de a poco.
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