DEEDEE OSGOOD y LAS ILUSIONES PERDIDAS
Hay en la obra de Hanif Kureishi (Londres 1954) un peculiar estilo de sensualidad y un cándido y provocador resplandor pagano. A diferencia de algunos de sus contemporáneos el estímulo por traernos algunos guiños de las figuras más representativas de la música pop resulta ser (a la larga) un factor tangencial y periférico que no gravita en la esencia misma de sus historias ni en las ideas expuestas por sus personajes a tal punto que estas pueden mantenerse incólumes e inalteradas sin tales referentes. Yo aún me conmuevo con esa figura de mujer entre angelical y madura, cuando no erótica, de la liberal profesora Deedee Osgood (El Album Negro 1995) cuya exacta descripción de pulcritud, honestidad, lujuria y fragancia infinita (que marcan la pauta de su personaje) tienen como punto de partida este párrafo: "Consciente de que había llegado el momento de tomar la iniciativa, fue a Londres a conocerla. Tras llamar a la puerta, justo antes de que ella se presentara, pensó que era una estudiante. Su despacho no era tres veces mayor que una cabina de teléfono. Sobre el escritorio, clavadas en la pared, había fotografías de Prince, Madonna y Oscar Wilde con una cita debajo: "Toda limitación es cárcel".."(Pag.33). Después de todo hay tardes en que me permito imaginar a la profesora Osgood (su particular visión del mundo con el que anda peleado y su indeclinable gusto por el olor a sexo y semen), pensamientos moribundos estos y oleajes de imaginación aquellos que son tan imperecedero como nuestra pasión y nuestros más sucios apetitos.
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