Ignatius tenía razón (breve paseo por la obra de J. K. Toole)
Extrañas circuntancias rodearon la muerte del escritor norteamericano John Kennedy Toole. Dicen los entendidos y los vampiros que sólo después de muerto su obra salió a la luz. La primera publicación fue "La Conjura de los necios", segunda novela que en vida escribió el autor. El exito, sin embargo, le echaría una mano para que tiempo después se publicase la primera novela que escribió titulada "La Biblia de Neón" (publicado por anagrama en edición bolsillo).
Si en la biblia de neón aún la esperanza aguarda y el adolescente (protagonista de la novela) va conociendo el mundo como si consultase un vademécum (los pasajes tiernos, los incidentes coloquiales, y algunos dolorosos momentos donde va perdiendo de a poco la inocencia, yacen aquí descritos con brillo y hermosura), en la conjura de los necios el mundo es hecho trizas porque éste ha sido destapado y han saltado ante los ojos de un hombre adiposo y lúgubre: gusanos y serpientes que emergen de la podredumbre de los tiempos, y al que hay que combatir en todos los frentes.
Es pues Ignatius, personaje central de la novela y memorable alter ego del autor, a su vez: solitario y estrafalario cuestionador del universo y sus gentes (a veces moralistón, otras conservador, y muchas veces anarquista) el que escribirá en su glorioso cuaderno de apuntes las verdades que otros no se atreven ni siquiera a escribirla, mucho menos a parlar sobre ella. Básteme con citar, por ejemplo, como Ignatius anuncia la muerte de Mark Twain (ícono de la Literatura Nortemaericana) y rompe lanzas con él, dice por ejemplo: "La veneración que se rinde a Mark Twain es una de las raíces de nuestro estancamiento intelectual". (Pag.56). Y en un arranque de ira Ignatius engrapa esto: El optimismo me da náuseas. Es perverso. La propia posición del hombre en el universo, desde la caída, ha sido la de la miseria y la del dolor. (Pag. 67).
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