sábado, marzo 20, 2010

Honores

El último cumpleaños de Grau

Grau -dice Abelardo Gamarra-era un hombre sencillo, bondadoso, sin afectación ni apariencia; formado en el trabajo, hecho en el mar, como Cincinato en el campo; nunca pareció otra cosa que el más bueno de los corazones y el más humilde de los hombres. El 29 de Septiembre (y a días del combate de Angamos) sus compañeros del Huascar le ofrecieron un comida íntima por su cumpleaños presagiando -quizás- que sería el último que pasarían juntos.

En el Huascar -esa memoria viva de los Peruanos- hubo alegría y no faltaron los chistes y los recuerdos, ni el brindis, todos reunidos en una mesa íntima como si se tratase del pasaje bíblico de la última cena; en palabras de Grau: "en el mar se respira el aire puro y sin malicia".

Era el último cumpleaños de Grau de cuyo credo poco o nada aprendimos, porque quizás poco o nada somos; con Grau los Peruanos nos volvimos decentes para luego convertinos en indecentes. En el último cumpleaños de Grau se respiraba ese aire purificador que a veces trae la melancolía ( puta engañosa que nos juega malas pasadas), pero también se adhería al espíritu la enfática convicción de estar a la altura de la circunstancias donde el temor a la muerte ya ni siquiera importaba. El ambiente que se respiraba en aquel bendito y último onomástico era descrito así:

"A pesar de la alegría de los espíritus, como no hay adiós que no sea triste, se pudiera decir que la escena era melancólica: el mar sereno, dormido como fiera a los pies de su domador; el peñón imponente; sobre las cabezas el infinito de los cielos; en el horizonte, la esperanza" (Recuerdos/último cumpleaños de Grau/Abelardo Gamarra Pag. 154-155).

Es que, hay que ser una republiqueta para no recordarlo siempre.


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