viernes, junio 30, 2006

PARA NO DESPERTAR

"A. salió de la casa hace seis años y desde entonces estamos esperándolo. Madre dice que tiene que volver, que antes de morirse ha de verlo llegar gritándonos desde la calle para que lo ayudemos a subir las escaleras. Madre tiene confianza y por eso seguimos esperándolo. Ojalá no se equivoque; porque si A. vuelve todos en la casa estaremos más contentos".

"Ahora es difícil creerlo; pero hace veinte años en este mismo lugar no había ninguna ciudad. En vez de edificios y avenidas, en vez de frisos y balcones, yacían las ruinas de otras casas y sitios parecidos a éstos. Tú has caminado por estas calles, has recorrido museos y cafés, has comido en bares y en restaurantes de lujo, has dormido en cómodos hoteles. Te has acostado con lindas muchachas que te cantaban al oído extrañas canciones, te has emborrachado a las orillas del vístula y has visto en el invierno la emigración de los pájaros. Has visto una gran ciudad y no puedes creer que el fascismo se haya ensañado de tal manera en ella. Varsovia está llena de luz. Y tú la amas y sientes que Polonia es un país eterno, sientes que lo que has visto no perecerá nunca".


"Mundo estático y onírico donde nadie preparaba la muerte de nadie, donde nadie diría jamás una palabra ni intentaría contar las estrellas, donde nadie tendría hambre, ni amor, ni úlceras en el estómago, donde se viviría una vida al revés, sin muñecos de nieve, sin manzanas cubiertas de miel, sin aeroplanos de papel, sin escuelas bombardeadas, sin jovenes enfermos de gonorrea, sin cáncer en los ojos, sin láminas para colorear historias fantásticas, sin Homeros, sin Hamlets; mundo a medio dibujar, a medio grito, donde nadie diría ni cruz ni espada, donde ninguna señorita moriría soltera, donde nadie se masturbaría pensando en los listones rojos de una prostituta rural; mundo sin guerras y sin paz, mundo gelatinoso, imperfecto, vacío, estúpido, dominical; mundo para las excursiones de niños que se aburren, para el polvo que nadie se ocupa de limpiar, para las etiquetas que Elena y yo leíamos al revés formando así palabras más acordes con lo que veíamos; mundo oloroso a abandono, a soledad, a formol, mundo peor que una bofetada en el cielo, mundo para que Elena y yo tuviésemos la tarde echada a perder."

(Hace muchos años en una librería de viejo cogí un libro que cuando le dí una primera revisada me llamó la atención. No me quedó otra que comprarlo. La obra se titulaba "El Viaje" y el autor era un Mexicano llamado "Juan Manuel Torres". Como se dice por estas tierras "desconozco mayormente quien és". Hasta ahora no sé quien és. El libro en cuestión y cuya edición data de 1969 contiene cuatro relatos memorables, memorables sobre todo por su prosa cautivante que no hacen sino producir en mí una envídia irremediable. Ante esta circunstancia me conformo con coger mi lapicero rojo y subrayar los mejores pasajes del relato. Aquellos pasajes que, cuando estoy aburrido, suelo ir a la biblioteca, cojer el libro, y volverlos a leer).



























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