viernes, septiembre 22, 2006

EL CIELO DE BUENOS AIRES (I)

Ahí mismo yo le hubiera cantado un bolero al oído, sus ojos azules revoloteaban de alegría y conjugaban con esa sonrisa que me mostraba uno dientes blanquísimos, el pelo ensortijado de la mujer que me recibía ponía en ristre mi serpiente. Le hubiera escrito ahí mismo una prosa sobre su lechoso cuerpo tirado en el colchón. Me explicaba y volvía a sonreírme, me conducía por los pasillos diciéndome “por aquí señor”, y yo me acojudaba ante tanta belleza que me recibía, si apenas le arrancara un beso sabor lúcuma antes de tropezarme con no se qué (y seguía acojudado, pese al dolor), ella sonreía y era cereza en un mes donde el invierno nos roba hasta el destino. He llegado al Aeropuerto de Buenos Aires.

Pese a los problemas económicos que hace cinco años golpearon a la Argentina Buenos Aires aún no ha perdido su encanto. Una ciudad Teatro, Una ciudad Café, una ciudad de Libreros viejos, de esos que cuando te venden te hablan del Libro y su autor, esos que el marketing, la globalización y el sucio negocio de los mercantilistas los quieren desaparecer. Por eso cada Librero porteño que me atendía tenía cara fúnebre.


El Teatro Alvear anunciaba la presentación de la Obra “Orejitas perfumadas”, ahí, pipa en boca me apunté por una razón especial: gran parte de la obra teatral fue escrita por ese porteño que me quitó varias horas de sueño: Roberto Arlt. Y vaya que la obra puesta en escena representaba su espíritu: rebelde, criticón, sublevante, levantadas sobre fragmentos de los 7 locos y los Lanzallama, sus más emblematicas obras.


La curiosidad de ratón me llevó a ver su cabellera dorada, su parada de hembra madura e interesante, olisquearla de cerca, "pago por verla". Entré al Teatro Pablo Neruda para ver la obra “Días contados” que tenía a la guapa Cecilia Roth como actriz principal. Resta decir que las fotografías de revistas y demás chucherías no le hacen justicia a esta actriz. En “Buenos Aires” vale la pena enamorarse, “masquesea” desde la butaca de un teatro o desde la cama de tu hotel.



Baile lujurioso el Tango, dicen que tiene su origen en el Burdel. La guapura de su baile hace que uno piense en las bragas de esta muchacha.


2 Comentarios:

Blogger MIRIAM dijo...

Le agradezco este relato que bien podría ser mi nostalgia por mi Buenos Aires querido... y si... tiene razón... vale la pena enamorarse en esa ciudad.

Saludos

8:48 a.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Vivir en Buenos Aires me resulta a veces una porquería, la ciudad a estas alturas me molesta (y yo que siempre la amé) pero leerla un poco me recuerda que no me puedo quejar...después de todo, por más o menos gente desagradable, sigue siendo hermosa...

saludos
roma

3:56 p.m.  

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