jueves, agosto 23, 2007

EL ORIGEN DE NUESTRO MAL...

Ante él el poder despótico y demás férula despreciable se hicieron polvo, los chúcaros se convirtieron en mansos equinos, y la aristocracia peruana le mostró tener bien puesta las polleras (la mariconada le viene de cuna). Era un hombre adelantado para el Perú, el no debió nacer aquí, el Perú, esa patria a la que tanto amó fue su mayor gloria y su mas rotundo fracaso. El maese cuenta en una entrevista[1] que un buen día un Ministro de Guerra (como se le llamaba por aquel entonces a unos de esos tantos pobres diablos que dicen defender los intereses nacionales) lo llamó a su casa para ofrecerle su incondicional apoyo a su proyecto político, Don Manuel[2] diga Usted nomás qué cosa hay que hacer por la revolución, decía el ofrecido Ministro. El maese ni corto ni perezoso luego de darle las gracias de rigor, le dijo: lo primero que hay que hacer llegando al poder y como medida de higiene es decapitar inmediatamente, tengo aquí la lista, si gusta se la hago llegar. El Ministro de Guerra ni más volvió a llamar, se hizo humo, desapareció.

[1] Manuel Gonzales Prada 6 entrevistas y un apunte. Willy Pinto Edit. Cibeles. 1985, Pag.38
[2] Su foto me ilumina en las frías mañanas Limeñas y su iluminación es el calor de entrecasa. Está ahí colgado frente a mí. Yo le rezo y él me bendice.


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