Francisco Umbral y el Café Gijón....
En Lima, al finado Umbral se le conoce, en demasía diría yo, ya que muchos cronistas y periodistas han tratado de imitar su pluma con calimitosos resultados, léase sino a Pedro Salinas (el hombre de los tirantes y la mirada de gato trepador).
Este su servidor pudo alucinar y conocer muy cojudamente Madrid gracias a Umbral, es decir: a través de sus libros (vaya consuelo). Y la viñeta que más me gustó fue aquella que le dedicó a la muerte de Encarnación Fernández, fundadora y dueña del Café Gijón. La historia de las letras españolas deposita en ese inmenso rincón, guarida o huarique, sus momentos más gloriosos. Lean sino este exquisito testimonio de confesionario íntimo cuya parte más interesante transcribo aquí:
"En el café estaban y están los alucinados de esa alucinación que es la gloria. Los último hombres
libres del país. En el café, los males sagrados del hombre, que son, a saber, la cultura, el arte, la belleza, la gloria, el pensamiento. Los males sagrados que enferman a la humanidad de trascendencia (...) Recuerdo a Doña Encarna que me vio entrar incluso a mí (al café, n.r), pálido y tembloroso, hace ya bastantes años, cuando venía a llorar mi hambre contra el armario de luna de la pensión.
Doña Encarna muere a tiempo, cuando sus clientes más queridos ya han triunfado todos, y los que no, ya no van a triunfar nunca. Ella tenía más de cien años". Francisco Umbral "Amar en Madrid". Edit. Biblio-Planeta/1972.

Doña Encarna muere a tiempo, cuando sus clientes más queridos ya han triunfado todos, y los que no, ya no van a triunfar nunca. Ella tenía más de cien años". Francisco Umbral "Amar en Madrid". Edit. Biblio-Planeta/1972.
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