Huamanga, huamanga....

El paro agrario de esta semana ha cobrado 4 muertes, y los muertos han sido los mismos de siempre: 4 campesinos asesinados por el Estado. La respuesta al reclamo es una ráfaga de fal.
El día de ayer la ciudad de Huamanga era un polvorín, un campo de batalla entre dos facciones: los jovenes universitarios que, palo y piedra en mano, protestaban por la muerte de dos campesinos ayacuchanos alzados en huelga que fueron perforados con dos balazos en el cráneo, y los Policías quienes tienen licencia para matar. Nunca antes como ayer, y después de tiempo, la ciudad de Huamanga se vió tan violentada.

A mí me da vergüenza tener un presidente como éste: un impresentable a carta cabal, un fascista y egocéntrico, un embustero,un partero de cagadas, un hipócrita y un cobarde de la peor calaña que nunca mandaría a meter bala a sus comechados de la Confiep, esos vitrólicos cojudos que se llenan la boca hablando del nuevo temita de moda en el MBA: la responsabilidad social.
Ahí los tienen.
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