lunes, agosto 20, 2007

Cadaver y Mercancia (O de como obtener más plata con el difunto Roberto Bolaño)


En 1999 adquirí un ejemplar de “los detectives salvajes” en la primera edición publicada por Anagrama al precio de S/35.00 nuevo soles. De eso ya hace aproximadamente 8 años. Hoy ese libro bordea los S/.80.00 nuevo soles y en algunos casos llega a 100. No hay porqué dudar de la inmensa capacidad creadora del escritor Roberto Bolaño la misma que le ha valido post morten no sólo cotizar su libros fundamentales a mejores precios (piénsese por ejemplo en el astronómico precio en el Perú del voluminoso 2666 que en vida pensó publicar el escritor) sino además consolidar una sólida legión de fanáticos que vuelan entre el fetichismo, el culto, y porqué no decirlo: la histeria y el plagio. Tras la muerte del escritor ha sido (y es) admirable la labor e imaginación de su editor, viuda, adlateres y demás huele pedos quienes se han ingeniado en cómo sacarle el jugo al cadáver, sacudirlo un poquitín por aquí y por acullá para ver si aún el muertito sigue aportando más moneditas al chanchito. Para ello los ruiseños se han valido de todo repertorio desde el rejunte de sus artículos desperdigados en revistas y periódicos (así sean estos una trapería intrascedente) hasta un cándido e innecesario homenaje de su editor (con tips y datos harto conocidos, basta con buscar en Google). Al fin y al cabo el escritor yace bajo tierra devorado por los gusanos y no tiene como fiscalizar a sus enterradores. En las últimas semanas las noticias dan cuenta de una nueva publicación póstuma aparecida bajo el título de “El secreto del mal”, y vaya notición: resulta que se trata de una serie de relatos, conferencias y fragmentos que han sido seleccionados y ordenados por un tal Ignacio Echevarría quien no tuvo mejor idea, audaz y vulgar, que meterse en los archivos de la computadora del escritor y de allí saquear todo lo que según él creía valioso publicarlas y que quizás en vida, al escritor, no le parecían merecer tal fin. Y bueno pues: ahí estaba la insufrible viuda y su siempre solícito y mago editor , la primera dispuesta a dar su anuencia (siempre y cuando siga entrando más platita) y el segundo dispuesto a lanzarle el bocado a la hambrienta fanaticada que necrófila, como suelen ser estas hordas, están dispuestas a pagar cualquier precio por algún retazo de su ídolo.

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

comprendo tu desazón pero no tengo la más puta idea de que estás hablando, dejá que los niños coman de sus padres. mi mi. besos.

4:07 p.m.  
Blogger Patxi Uribe dijo...

Espero no estar comentanto el comentario de ese/a tal Kiki, porque lo que quiero es consultarte sobre el dibujo que ilustra la nota.

¿Es tuyo? En caso de que no sea así, ¿me podrías decir de quién es?

Gracias.

PD: A ver cómo criticas mi blog...

6:20 p.m.  

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