Negro lindo...

Que la mañana lleve el nombre de Luis Armstrong a cualquiera le alegra el día, convirtiendo las buenas y malas noticias en domésticos asuntos. Luis Armstrong brilla en Lima y acaso algún día pueda venir a raptarnos para siempre, como lo hace en éste instante desviviéndose desde una casetera que tiene el aroma de los recuerdos y la inigualable arrogancia de arroparnos con la trompeta que suda y suda.