jueves, mayo 22, 2008

Palabrerías

Discurso ridículo

¿Cuántas veces pecaremos los Peruanos de cojudos románticos?. Uno oye al presidente García (durante el discurso de cierre de la Cumbre) implorar afiebrado que los pueblos deben dejar de comprar armas y parar sus carreras armamentistas, y es inevitable no reirse, como seguro se han reído mucho de los asistentes. Suena bonito, claro está, ora deseable, sin duda, pero es un lirismo puro y en García como en Toledo (quien le rogó a Lagos, el expresidente de Chile, la misma monserga) suena a charlatanería y mariconada.

Lo que es peor (y peligroso) es que ese vago y torpe discurso sirve para que nuestras fuerzas armadas sigan más que nunca: destartaladas y leprosas so pretexto de ser un país "pacífico". Tremenda cojudez. Mientras Chile hace lanzas con Ecuador (la visita del Ministro de defensa Chileno a Ecuador, y el regalo del primero al segundo de sus fragatas, luego de la cumbre) el presidente García vive en un idilio romanticón irrealizable. Sólo al Perú, en estos tiempos, se le ocurre tamaño sueño que ya raya con lo ridículo.

El mundo siempre ha estado, está, y estará convulsionado y hambriento, todo lo demás son viejas y teóricas esperanzas que contrastan con una realidad marcada por una violencia añeja. Fíjense sino a nuestro alrededor: soportar la majadería del presidente de Bolivia, la hipocresía y alianzas del Gobierno de Ecuador, la malicente ambición ladrona de Chile, la bravuconada de Venezuela, el ladrido hostil de Nicaragua contra el Perú, y el imperialismo invasor de los EEUU, por no hablar del último y más reciente decreto xenófobo de Italia, etc etc.

A todo esto el presidente García hace un llamado para que ningún país se arme, vaya huevón!.

lunes, mayo 19, 2008

Volcánico

Arequipa Sacra

Arequipa siempre anda satanizada no sólo porque se levanta al pie de un dormido volcán sino también porque en él converge un pasado de estruendosos levantamientos de caudillos y fué gérmen de montoneros que ponían en jaque a la capital. Hay una manera muy singular de ser arequipeño: guste o no. He estado en el puente Grau y he imaginado las tardes en que dos jovenes poetas (y aún amigos): César Atahualpa Rodriguez y Alberto Hidalgo solían desde aquel puente contemplar el final de las tardes arequipeñas. En el Bar Zero (de la calle San Francisco) he visto a un diminuto y casi tebeciano muchacho escribir algo desesperadamente sobre una libreta de notas y me pregunto si no será en realidad Alberto Guillén trazando un nuevo plan para complotar en Madrid contra los escritores Españoles. En alguna picantería de Arequipa debe haberse pronunciado por primera vez el título "El Héroe y su relación con la Heroína" de Oswaldo Chanove, y en alguna de sus tantas iglesias debieron de haber bautizado en vano a Oswaldo Reynoso y a César Gutierrez. Sólo así se explica porque Arequipa necesita de tanta religiosidad: