La ciudad invisible: John Cale canta "Paris 1919".
Nunca te nos mueras viejo.
La ideas es: vomitar letras en este mamarracho de impresiones cotidianas
Un hombre con su hijo despiertan después de un holocausto nuclear. La tierra ha socumbido, todo está quemado: árboles, tiendas, grifos, casas, escuelas, supermarkets, humanos, animales. No hay luz, sólo la inmensa desolación de la ciudad y sus paisajes. Lo que ayer fueron verdes campos, hoy son cenizas de la destrucción. El hombre y su hijo caminan sólos por "la carretera" siendo testigos del terror desatado. Los propios sobrevivientes del holocausto se han convertido en canibales:¿ es el fin del hombre?. Contundente novela de Cormac Maccarthy (1933) que sirve para cerrar con broche de oro este año. Como es sabido el escritor Cormac, al igual que Salinger y T. Pynchon, es el último de los eremitas de la literatura norteamericana. No se deja fotografiar, no concede entrevistas (la última al parecer data de 1990), y a pesar de haber ganado importantes premios, vive alejado de todo contacto humano y acto público.
Veamos: el hombre despierta y se levanta de la cama legañoso, se dirige a la sala y pone un disco de NOFX. El hombre luego se dirige al baño, se lava la cara, se lava el hocico, se cepilla los dientes, y se sienta en el inodoro a cagar. Caga plácidamente. Como el hombre acostumbra a llevar a su baño libros para ojearlo mientras defeca, el hombre encuentra tirado al lado del cesto de ropa sucia el "así habló zarathustra". El hombre no tiene tiempo y se dirige directamente a la página que tanto le gusta releer y en la misma que, hace muchos años atrás, subrayó la siguiente frase "Me gustan los que no quieren ser demasiados virtuosos". El hombre, estulto y cerdo, piensa en la fuerza de NOFX y en la convicción del Alemán. El hombre, jala la manija del water.
Una sólida investigación de un fiscal de Miami ha puesto al descubierto un hecho que entre los gauchos eran rumores tímidos: Los $800,000.00 mil dólares que en efectivo incautaron en el aeropuerto de Argentina a un ciudadano venezolano tenía como finalidad financiar la campaña de la regia candidata, y hoy presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
Sin duda: petrodólares sacados directamente de las arcas del subnormal de Chávez para efectos de comprar "amiguitos", mientras las inmundas barriadas pobres de Caracas se cagan de hambre.
Ella, como era de esperarse, ha salido a responder la grave acusación, pero con cierto disparate. Así, se ha vestido de rojo pasión y ha dicho por ejemplo que todo esto es un “armado en su contra” y ha llamado a la noticia como una “operación basura”.
Para quienes vivimos de este lado del charco, nosotros, los sempiternos sudacas, sabemos perfectamente de qué pie cojeaba el lambiscón y patero esposo de Cristina (el narigudo de Néstor K.), y no resultaría por lo tanto extraño que tal tara, muy sudamericana, se haya extendido a su distinguida y locuaz esposa.
Los "K" (así han apodado los panfletos de BAA a esta pareja de arribista) siempre han sido "agua tibia"en su posición con el dictador Chávez, y en más de una ocasión le han limpiado la solapa del terno al caribeño ese.
Los "K" andan por el mundo vendiendo su imagen progre y socialistón de café, mientras las ratas que están con él en el poder se levantan en peso el tesoro público. La corrupción en argentina es ad nauseam, sino que lo diga la ex ministra de economía de Néstor Kirchner a quien se le halló, en un bolso, una considerable suma de dinero que así nomás no se carga.
Tan hastalashuevas estará el peronismo en Argentina que a sus íconos ya legendarios y conocidos (Evita Perón, por ejemplo) se le ha sumado el drogota de Maradona, quien apenas si hilvana alguna idea, ya es bastante.
Así está el Sur, orinemos pues en el.
Ya los matutinos Limeños y los sobones de siempre se han encargado de divulgar la noticia, la aparición del nuevo libro de relatos del bueno de Guillermo Niño de Guzman (también conocido entre sus íntimo, como Willy). Para quienes disfrutamos del conjunto de historias que componen "una mujer no hace un verano" esta noticia es sin duda: agradable. Y más agradable aún porque sabemos que el escritor (que publica cada diez o quince años) no estafará al lector, y hasta resulta un chapuzón refrescante frente a la aparición, en los últimos años, de tanto escritorcillo banal que va pariendo libros como si estuviera preso de una diarrea imparable. Celebremos entonces el regreso.
Le digo adiós: el domingo me fumé el último de los charutos (cigarros de hoja de tabaco) llamado "Dona Flor" (doña flor) que me traje de Rio de Janeiro, y que en esas tierras brasileñas es fabricado por la legendaria casa "Menendez Amerino". Para el recuerdo quedan las hermosas cajitas de lata en cuyo interior, y cubierto con un suave papel pergamino, se enfilaban aquellos charutos. He de confesar que de pura mariconería no me atreví -como me recomendó un alegre brasileño- ha fumarlas con un café cortado, ya que de insomnios, aspirinas, y alteraciones nerviosas, tengo bastante. Sin embargo la fumada heroica de un charuto luego de disfrutar un aderezado adobo de cerdo, resultó magnífica.