Georges Bataille escribió "el azul del cielo" , una corta novelilla muy intensa, muy sabia, con esa virtúd de agarrarte del cogote desde el inicio, como para no soltarte nunca. Cuchillo en mano voy abriendo sus páginas y uno se encuentra, por ejemplo, con esto:1)En un tugurio del Barrio Londinense, en un lugar heteróclito de lo más sucio, en el sótano, Dirty estaba ebria. (G.B).
¡¡Un gran hijo de puta!!, de esos que dices: porqué el puto Dios no nos regala masquesea una pizca de su talento y dejar así nuestra miserable minusvalía de ser unos buenos para nada.
Sigo con el cuchillo pasando la página y de pronto su filuda punta se detiene en esto:
2)Lo sé. Moriré en deshonrosas circunstancias. Hoy disfruto de ser objeto de horror, de asco, para el único ser al que estoy unido. (G.B)
Mierda, qué gran tipo, y pensar que a este hijo de puta lo he tenido olvidado por un buen tiempo a merced del polvo y las polillas, sin saber que podía alegrarme el verano y hacerme olvidar la horripilante canícula limeña.
Luego, muy luego, el cuchillo pasa la página y se detiene en la siguiente frase con que se inicia un nuevo capítulo:
3)Durante el periodo de mi vida en que más desgraciado fui...(G.B)


