miércoles, abril 21, 2010

Vergüenza

Nuestros Militares...

Lo sucedido la semana pasada con la prueba de misiles (con presencia de nuestro ministro de defensa Rafael Rey, un fraiuluno que no conoce el pecado de la carne) que se llevó a cabo en un campo de entrenamiento, dibuja "en cuerpo entero" el estado lamentable y pernicioso de nuestras Fuerzas Armadas que no tiene otro calificativo que la de ser considerada como un "fiasco". Misiles que fallan, que se caen sin cumplir su cometido, Generales que corren como "gallinas", todo un escenario de la ridiculez. Por ratos pensé que se trataba de una cámara indiscreta, pero no, era la pura y triste verdad. El Perú es un país sin Generales, pero sí de "cachacos" , quizás la última promoción valerosa de oficiales respetables data de la Guerra del Pacífico, de ahí parece que no hubo renovación alguna; sino son dictadores o ladrones, resultan pésimos estrategas en simulados escenarios de Guerra. Son tan brutos que ni siquiera disimulan y en su afán farandulero se exponen a la burla pública.

A mí no me hacen "ascos" los Militares, pero los de aquí, los de América Latina, sí , porque una cosa son los Rommel (Alemán que con apenas un puñado de hombres levantó una cegadora polvareda en el desierto para no ser capturado por los ingleses, y vaya que lo logró), los Montgomery (alma viva del Ejercito Británico durante la II Guerra Mundial), y mi queridísmo George Patton (californiano y cowvoy de pura cepa, el de "dénme 100,000 soldados y me paseo por europa"), y otra muy distinta es, por ejemplo, un Militarote y Dictador Argentino que para ocultar sus fechorías decide un día invadir las Malvinas para luego bajarse los pantalones (rendirse) como una cenicienta.

Nuestros militares o más específicamente nuestros oficiales ( también conocidos como "la peste verde") en la penosa historia de América Latina fueron en su mayoría sólo golpistas, dictadores, ladronzuelos, represores, y asesinos en serie, y todo esto: debe enseñarse en las escuelas.

lunes, abril 19, 2010

Gobernantes

Si al menos hubieramos tenido un Roosevelt...


Ví por primera vez a Franklin Delano Roosevelt en un documental que narraba los tristes episodios de la Segunda Guerra Mundial. Lo ví saludable, luego lo ví moribundo, y en éste último estado se le veía más vivo que nunca. En la famosa reunión Stalin, Churchill, y Roosevelt (la conferencia de Yalta), pude observar por vez primera lo que era un: "verdadero Presidente de un país" , de como éste hombre enfermo y con el calificativo de "desahusiado" se daba el lujo de dirigir una nación en tiempos en que la humanidad había llegado a su estado más canibal y vampirezo. Creo que la descripción más exacta que en esos trágicos días se dió de Roosevelt vino de Sir Winston Churchill : En roosevelt -escribía Churchill- " el espíritu superó la carne". Vuelvo a repetir: En roosevelt el espíritu superó la carne. Y es verdad, verlo dialogar, dirigir, y ordenar cuando perfectamente (y con todo derecho) podría haber estado en su lecho de muerte gozando de sus últimos días que le restan de vida, es el acto más palpable del hombre superando al propio hombre, es el hombre yendo más allá de sus límites, una gozosa bofetada a la muerte misma, y una derrota al desgano y al pesimismo que ningún embustero libro de autoayuda ha podido superar.
Hace poco leí el libro "por qué nos armamos" (editado en 1941) libro que recoge diversos discursos de Don Franklin, y una vez más sentí envidia de esos yankis con cara de mascar chicle (a quienes estúpidamente siempre nos enseñaron a odiar) por haber tenido un Presidente de ese calibre, que puede que no haya sido el gobernante más perfecto del planeta, pero dirigió un país con los pantalones bien puestos, con tesón e inteligencia, algo que nunca hemos visto en la América Latina.